Y rabias porque no es tu letra la que ocupó esos folios. Porque no dibujaste tú las frases mágicas del amor. Y maldices porque no es tu voz la que acompasa las seis cuerdas de una guitarra. Y cantas por lo bajini lo que escriben otros para llenar de soles el día a día. Y pones semillas en la tierra como notaciones en los pentagramas.
Entonces nos duele la vida. Entonces nos duele el silencio. Entonces nos duelen las canciones. Y los recuerdos. Y el futuro. Las tardes, las noches. Y nos sorprende la madrugada en soledad mascando letras de otros. Desnudando el alma en ventanas ajenas. Y duele. Duele de puro bonito. Y duele porque también el querer es dolerse a veces.
Duele. Y no hay más cadena que esta memoria que no cesa.
Y sigo en mi trinchera, corazón. Tirando piedras a la nada.
(Canción: Semilla en la tierra, de Carlos Chaouen)