lunes, 4 de julio de 2011

Escrito en el viento


"Acaba de nacer David, hace 2 minutos. Todo ok. Besos y abrazos". Así, en el último día de junio, conocíamos, celebrábamos tu llegada al mundo, pequeño David, después de la travesía de nueve meses en el útero de tu madre, acomodado ya en el corazón de tu padre, tan roto y tan rebosado a la vez, tan en la invisible línea que separa toda la pena de toda la alegría, el nombre del hijo, el nombre del padre.

Eras apenas una alubia creciendo en aquellos días amargos de diciembre, cuando Ana, la chica que inventaba mariposas, cerraba sus maravillosos ojos de faraona en tierras del Duero para dormir y descansar al otro lado de la vida.

Pensábamos entonces que ella no sabía, que no podía imaginarse que estabas de camino, esperanza contra desesperanza, amor y sólo amor contra los golpes brutales que asesta la vida de cuando en cuando. Pensábamos que no sabía, que no intuía, que no sospechaba que se modelaban ya tu carne y tu sangre, su misma carne y su misma sangre, estirpe de la madera, de la música y del arte.

Pero yo quiero pensar que allí, en aquella habitación de hospital donde sonaba la voz ronca de Leonard Cohen cantando para ella, danzando hasta el final del amor, también pudo, supo, escuchar el frágil latido, la alegría imponiéndose, tu primera luz, la certeza de que la vida siempre se pone en pie sobre la muerte.

Y aquí estás tú, pequeño David, fraguado entre letras de dolor imposible y de imposible ternura, escrito en el viento, redimiendo, consolando, tan perfecto, mientras las ventanas del futuro se abren cuando abres tus ojos en la paz de la cuna y se ilumina el mundo.

Alguien, un maestro en las palabras, tu primer maestro en la vida, te enseñará un día ese nombre de tres letras conjugado en tiempo presente, igual que el amor, que nunca muere. Y nosotros estaremos ahí, viéndote crecer, igual que descontábamos los días esperándote, adivinando mariposas sobre tu almohada, besos en lo invisible, canciones de cuna en el aire, encendiendo la sonrisa cada vez que sonrías, guardándote los sueños y el futuro.

Bienvenido al mundo, pequeño, inmenso David.

4 comentarios:

El Coronel dijo...

Muchos besos admirada Ana.
Perdona que lleve tiempo sin visitar tu casa, pero no termino de cogerle el punto a la jubilacion.
Salud

AdR dijo...

Cómo me gusta esta frase: "la vida siempre se pone en pie sobre la muerte."

Y la noticia en sí :)

Besos

M@r@ dijo...

Que la vida que comienza para ese niño sea lo más dulce y feliz posible, y para ti que estés contenta y seas feliz también guapa...
Espero que todo te vaya bien,yo nunca olvido a las buenas personas.....=)

Un abrazoo Ana!!!

Ana Pedrero dijo...

Coronel, AdR, Mara....¡¡¡cuánto me gusta veros por aquí!!!!

Muchos, muchos besos. :)