sábado, 21 de enero de 2012

Si caminito del Falla.....

Si caminito del Falla encuentras el rastro de mis pasos, es que ya soy invisible en el viento, esta noche y todas las noches, dibujando mis huellas en el aire. Apostada en las puertas del templo de ladrillo rojo, tapizando las butacas del terciopelo encendido de querer estar allí y nunca estar, o estar siempre, como si no me hubiese ido.

Esperando Carnavales, viviendo Carnavales, con el corazón en los nudillos, llamando a las puertas de febrero, añorándote tanto, mi Cái, que a mis dedos le duele escribir tu nombre tan lejos. Cantando contigo en voz baja, siempre de noche, porque estas noches son la magia, el cántico de verdad.

Si caminito del Falla encuentras mis ojos empapados de Atlántico, bebiéndose la humedad de los empedrados, será que ya soy sólo agua, que con sólo sellar los párpados te sueño cantando. Que de tanto escucharte me aprendí tus coplas y las redacté sobre mi piel para que nunca se me olvidaran en las noches que no son febrero y me quema tu nombre en los labios. Que te abrazo con sólo pensarte engarzando eneros y ensayos, cables y pantallas en el foso, madrugadas de retorno desbordada de caricias en verso, ejércitos de poesía en mis oídos. Tu música, tu sagrada sinfonía.

Cantándote contra la noche, con la madrugada encima y la primera brisa sobre las mejillas. Y la mar en el camino de retorno, siempre ahí, bajo mi ventana. Mi Cái. La mar negra, como un cielo lleno de luceros, que son los barquitos faenando, santificando la pesca de todos los días.

Si caminito del Falla escuchas corazones por pasacalles, será que mi latido compone cuartetas para cantarte con versos malditos, con esta condena de tanto quererte sin tenerte ya nunca, de romperme la garganta de silencios, sin decir nada y esbozar con los nudillos el tres por cuatro que me ata a tus calles y a tus esquinas, que me dicta tu alma, tan antigua como la de los dioses que viven en La Caleta.

Yo estaré aquí, tan lejos, cerrando los ojos y contemplándote como siempre te ví desde mi ventana, erguida sobre el Campo del Sur, con la luz del faro parpadeando sobre mis sueños. Contando madrugadas caminito del Falla, viviendo Carnavales, escuchando el mar, cantando tu nombre al pie del mar. Siempre el mar; aquí, en tierra adentro. Apretando los puños, acariciándote, paseándote entera sin pisarte, dejando que me habites hasta que se acabe el mundo, hasta la última fibra, hasta el último día de mi vida.

Caminito del Falla cada noche, aquí, a setecientos y pico kilómetros, setecientos y pico pasitos, no más. Caminito del Falla para cantarte, para escucharte cantar, para escribir un año más mi nombre contra los vientos.

Te quiero, Tacita.


(La foto es de mi amigo Manué, a quien quiero dedicar este post para celebrar con él la vida. Su vida. Hace apenas un mes, Manolo le echó un pulso a la muerte en la UCI de un hospital y lo ganó. No podría concebir ya mi Cái sin la ventana de sus ojos, sin la caricia de sus fotografías, que son la realidad palpable de que la ciudad que canta por febrero existe y no fue un sueño de siete años que la vida me regaló. Esa ciudad mágica hoy empieza a cantar. Hoy se alza el telón del Falla y yo sigo preguntándome a qué sabe el olvido, cómo es posible llevarla tatuada entera encima de mi alma, tan viva, tan preciosa)

3 comentarios:

Lamorack dijo...

Ana, otro año más estaremos al pie de "El Cañón", Macías Rete y saltando de batea en batea y se te echa de menos, ya lo sabes...

Sé que te caerás otro febrero por los callejones y allí nos veremos.

Guarismo dijo...

¡Que decir de este "post" salvo que te superas a ti misma escribiendo sobre tu Cái y mi Cái...!

Un abrazo, Berrendita,

Miguel

Anónimo dijo...

¡Gracias! Un beso.Mar de Cái.